Hoy no he tenido tiempo de respirar, así que mañana lloraré.
Lloraré por los judíos muertos,
por los nazis vivos.
Lloraré por los marginados y
por aquellos que marginan.
Lloraré por los mandados al ejército,
por sus madres preocupadas.
Mañana lloraré por las etiquetas y
por aquellos que son etiquetados.
Lloraré por todos los corazones muertos,
por aquellos que han sido asesinados.
Lloraré por tu ausencia y por tu presencia,
por aquellos que están ausentes aún estando presentes.
Lloraré por mí y
por ti,
por todos ellos que no han llorado.
Lloraré por los abrazos no correspondidos y
por aquellos abrazos que nunca fueron dados.
Lloraré por las bandas inspiradoras,
por los que fueron inspirados,
por los que no encuentran la inspiración y
por los que la encuentran en la droga.
Mañana lloraré por el hambre,
por la sed.
Lloraré por el calor que hace y
por el frío que puede llegar a hacer.
Lloraré por las anas,
lloraré por las mías.
Lloraré por el amor y por el odio,
incondicionales los dos.
Lloraré por los toros muertos en plazas,
por los animales abandonados y
por aquellos que abandonan.
Lloraré por el preso inocente y
por aquellos que son libres aun siendo culpables.
Lloraré por las flores marchitas,
por las semillas por plantar.
Lloraré por los prejuicios,
por los complejos.
Mañana lloraré por mí y
por ti,
por todos ellos que no han llorado.
-Ana Fernández.