has sido capaz.
Hace un millón de latidos que te ofrecí la mejor arma
para disparar, apuñalar y ahorcar a este enfermo corazón.
No es un asesinato,
sino una salvación.
Gracias por devolverme el sabor de las balas de plata;
se me había olvidado lo rico que sabe el desamor.
Ahora que por fin hemos conseguido pararme,
el renacer será magnífico:
vuelve el fénix, con más fuego que nunca.