Eras el rey que nunca fue rana
y eras representante de los mayores dolores
y de las mejores ciudades en las que nadie se conoce.
Imagínate a una amapola
sola
en un campo de rosas.
No hay guerra civil que valga,
¡apúntala y dispara!
Después de un trienio de indiferencia, al cuarto resucité.
¿Serías capaz de repetirlo? ¿Matarías dos veces a la amapola?