miércoles, 23 de julio de 2014

Thank you and good bye (carta III)

Qué semanas más intensas.
Dios mío, ¿qué puedo hacer ahora que no sea pedir perdón por los daños causados? Entiendo que ya no soy el centro de tu universo, y me siento estúpida por tener que haberte pedido que me lo restregases en la cara. Pero, es mejor así. Sólo necesitaba que me golpeases fuerte para sentir lo último que tenía que sentir hacia ti. ¿Lo entiendes? Lo fuimos todo. Éramos tan geniales juntos que se nos olvidó qué era lo único que podía destruirnos: nosotros mismos.

Ahora, también sé que tú no recuerdas aquella época con el mismo cariño que lo hago yo, pero no me importa en absoluto. Lo siento por tu parte, porque no sabes qué te pierdes. Fue algo tan bonito que no merece la pena seguir estropeándolo. Para ti ya no soy nadie, pero para mí siempre serás "él", cosa que tampoco debe importarte mucho.

Prometo no molestarte más, y así tampoco molestar a los que ahora te quieren como una vez lo hice yo. Prometo no tenerte nunca más presente en todo lo que hago y prometo no contar contigo en ninguna de las etapas de mi vida. No puedo prometerte no soñar contigo, pero sí te prometo que no me levantaré echándote de menos ni un día más.

Mañana me voy a un largo viaje que pese a que no durará todo lo que a mí me gustaría, me servirá para descubrir cosas nuevas, y en ninguna de ellas estarás tú. No quiero que nadie lea esto como si por despecho fuese; nada más lejos de la realidad. Te estoy muy agradecida, porque me hiciste pasar los mejores años de mi vida, porque me enseñaste cómo era el amor y porque ahora también me has enseñado qué es el desamor. Contigo, he aprendido más cosas de las que te puedes imaginar.

Californication se va a Inglaterra. Y volveré yo. Californication se quedará allí, por mucho que a mí me duela. Pero volverá Ana, que es mil veces mejor. Californication se quedará en un Londres diferente a partir de ahora, y Ana volverá a Jaén. Aunque no para quedarse. En dos años, me iré. Y ya... No sé si querré volver. Todo, gracias a ti.

De nuevo, gracias, Ivan.


martes, 22 de julio de 2014

Excuse moi (carta II)

Lo siento.
No sé cómo decirte hola sin antes pedirte perdón. Perdón por el dolor, por la espera, por volverte loco, por hacerme ver hoy, por hablarte un día, por aparecer en tu vida, por nacer. Perdón, porque tu vida no me pertenecía y un día pensé que sí. Perdón, porque me he callado cosas que debería haberlas gritado. Perdón, por no ser capaz de odiarte como tú me odias a mí, y perdón por volver. Pero, mi vida no tiene sentido sin ti.

Veo la vida como si una obra de teatro fuese. Recuerdo habértelo contado alguna vez. Te contaba tantas cosas, te cantaba tantas canciones y te dedicaba tantos poemas que cuando te fuiste, me fui, no fuimos, me quedé sin saber a (y por) quién mirar. Cuando te vi por primera vez, supe que serías un buen protagonista. Lo que no sabía, es que ibas a ser mi protagonista por el resto de toda la representación. Por muchas páginas que yo pueda pasar, apareces en todas ellas de una forma u otra. Siempre, siempre rondando. 

Necesito saber tantas cosas de ti, y no me atrevo siquiera a pensarlas. ¡Cómo me gustaría oírte decir que tú tampoco me has olvidado! Sé que quieres a otra. Sé que sabes que quiero a otro. Pero, ojalá pudieses decirme si también me quieres a mí. ¿Cuándo he dejado de quererte? Nunca te he dejado, ¿verdad? Nunca piensas irte, ¿cierto? ¡Cómo deseo irrumpir en tu vida, otra vez! Pero, ojalá no supiese el mal que eso haría. Supongo que ahora eres feliz, supongo que alguien ha conseguido arreglar el corazón que una vez yo rompí. Y eso está bien... Supongo. 

Lo siento, pero no puedo alegrarme de que seas feliz sin mí. Lo siento, pero no puedo desearte que ames ahora como una vez me amaste a mí y mucho menos pedir que te amen como te amé yo, porque no podrán. 

Sing me to sleep (carta I)

¿En qué estarás pensando ahora? ¿Pensarás de vez en cuando en mí? Te echo tanto de menos. Han sido los dos años más raros de mi vida. No me importaría volver en el tiempo para vivirlo todo, de nuevo, contigo. Se me ocurren ahora tantas cosas que podíamos haber hecho. Y que, quizá, aún podamos hacer... Podríamos ir al cine, cenar en cualquier sitio comentando la mierda de película que acabamos de ver; podríamos dar un paseo, de la mano, jugando a achucharnos como solíamos a hacer; podríamos ir a conciertos; podríamos ir a la piscina, aunque sé que no te gusta. Podríamos volver a amarnos como la primera vez.

Llevo bastante sin dormir. No es que no pueda, es que no quiero. Tengo miedo de soñar con contigo, con nosotros. No por tener miedo al sueño, sino a despertar y toparme, de nuevo, con la realidad, donde tú no quieres verme y yo no me dejo ver.


lunes, 7 de julio de 2014

Maintenant tout va mal

"Antes, pensaba que lo que sentías por Iván era muy grande. Yo, ni me acercaba a esa magnitud. Pero llegó el baile y lo cambió todo. [...] Somos especiales. Podemos ir a nuestro tiempo, sin preocupaciones. Diciendo verdades absolutas y ya por fin sin secretos. No se puede decir que ya no hay dudas, pero las podemos plantear en voz alta.
[...]
Un baile. No sólo un baile. 
Qué lento va todo.
Cada vez que nos abrazados, te rodeo sólo con un brazo. El otro, hago elevar mi dedo corazón hacia Alberto. 
Y, cuando el baile va a terminar casi imperceptible, me decido a besarte. 
Este es uno de esos momentos que la gente dice que pensaron en mil cosas. Yo pienso que no, que pensamos más tarde.
Pensaré en ti, pensaré en mí. Incluso en nosotros."

Llegó a casa rendida,
rendida cayó a la cama
y durmió.

Durmió durante horas que
se tornaron días y
durante días que
se volvieron años.

Durmió tanto y
soñó tantas cosas bonitas...
que al despertar, 
sólo tenía ganas de saltar
y volver a amar.

Dímelo tú. ¿Cuál es nuestra verdad? Necesito escuchártela.
No te duermas aún. Háblame.
¿Qué hubiese pasado si no hubiese cortado Alberto la canción ocho segundos antes?
No cierres los ojos todavía. Dímelo.