[...]
Un baile. No sólo un baile.
Qué lento va todo.
Cada vez que nos abrazados, te rodeo sólo con un brazo. El otro, hago elevar mi dedo corazón hacia Alberto.
Y, cuando el baile va a terminar casi imperceptible, me decido a besarte.
Este es uno de esos momentos que la gente dice que pensaron en mil cosas. Yo pienso que no, que pensamos más tarde.
Pensaré en ti, pensaré en mí. Incluso en nosotros."
Llegó a casa rendida,
rendida cayó a la cama
y durmió.
Durmió durante horas que
se tornaron días y
durante días que
se volvieron años.
Durmió tanto y
soñó tantas cosas bonitas...
que al despertar,
sólo tenía ganas de saltar
y volver a amar.
Dímelo tú. ¿Cuál es nuestra verdad? Necesito escuchártela.
No te duermas aún. Háblame.
¿Qué hubiese pasado si no hubiese cortado Alberto la canción ocho segundos antes?
No cierres los ojos todavía. Dímelo.
Mejor no me voy a dormir. Mejor me levanto y te escribo la carta que te mereces.
ResponderEliminar