lunes, 30 de diciembre de 2013

Jolene

Cuando no conoces el sentido que tiene tu existencia, andas sin rumbo. Si no sabes el por qué de levantarse cada mañana temprano, avanzas a rastras. En el momento en el que dudes de quién tienes a tu lado, ya estás caminando solo. Cuando tienes que pensar si reírte o comentar; si no sabes cuál es la moraleja del libro que más te gustó; en el momento en el que ensayas encerrada como si la vida fuese un teatro, entonces, te has perdido. No adelantas nada, caminando sólo en círculos; viendo una y otra vez el mismo paisaje sin disfrutar nada de él. Tus pies se vuelven automáticos y ya ni siquiera tienes que pensar. La rutina te programa y en tu cabeza suena another brick in the wall.  ¿Qué se siente entonces?

Deseabas que el mundo parase de golpe y aquellos que a ti te sobraban desapareciesen en una inmensidad que tú no conocieses. Querías que el final llegase ya y como fuese. Te daban igual los cambios radicales, no te importaban los daños colaterales... Pero te olvidaste de buscar tu propio refugio. No pensaste que alguna que otra bomba también te explotaría a ti y andabas vestida de gala, con la gran sonrisa en la cara. Y entonces ves a las que fueron tus víctimas, recuperados de tu ataque, con nueva vida. Miras a las personas que echaste de tu camino pasar por el camino de al lado, paralelo al tuyo, y ahora son ellos quienes tienen la sonrisa. Ellos aceptaron la derrota pero tú te quedaste en mitad. Ni siquiera llegaste a ganar. ¿Qué se siente entonces?

No distingo lo que siento. Dudo de si es aburrimiento o confusión. ¿Qué es peor, la tristeza o la indiferencia? ¿De verdad es mejor haber sufrido por amor que no haber amado nunca? ¿Cómo sabes si era amor? En el momento en el que el indiferente se ve afectado por la indiferencia del otro, ¿qué pasas a sentir? Al no saber qué siento, digo que no siento nada. Pero, ¿qué duele más? ¿Los daños o el no sentirlos?


martes, 17 de diciembre de 2013

Où?

Tu as toujour dit que l'amour n'est pas pour toi,
tu as toujour dit que tu es très bien étant seul;

mais je sentais pas ça quand je te regardais,
ce n'était pas ça ce que tes yeux me disent

et dis moi,
pourquoi tu as caché ton coeur?

et dis moi,
où, où est ton coeur caché?


jueves, 28 de noviembre de 2013

Para nadie

¿A qué vienes, frío?
¿A qué vienes, muchacho?
¿No vendréis buscando el amor?

¿A qué vienes, calor?
¿A qué vienes, muchacho?
Si sabéis que el amor se me perdió.

Y si venís a matarme tomen velocidad,
tal y como haría un buen escritor,
corriendo y sin pensar.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Mientras te esperaba

Voy a escribir un puñado pequeño de versos
pensados a mala gana
sólo para calentar mis manos,
para que mis dedos no se caigan
en gracia de este frío invernal
que viene y va haciéndote honor.

A veces eso pasa,
que es el hielo más frío
el que te llega a quemar;
que es la primavera más colorida
la que hace un otoño más triste;
que cuanta más gente hay,
más solo te llegas a encontrar...

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Levántate y anda

Podría escribirte una vez si no quisieras que hubiese una segunda,
así intentando imitar a lo que llaman poesía para hablarte,
contarte, comentarte, llamarte la atención y pedirte un poco de tu
seria, calmada, templada y apreciada compañía.

Sabes ya cómo funcionamos, tratando de vernos de tanto en tanto
para nunca olvidarnos, clavando noches en nuestra memoria,
no dejando pasar el tiempo en vano, limitando quizá demasiado
nuestra presencia y alzando nuestra frente bien alto.

Podríamos ser lo más odiados desde una punta a otra,
¡¿y por qué no?! me arriesgaré a decir que eso ya lo conseguimos.
Tú, ella, y yo; vosotros y yo; nosotras y tú; un pequeño nosotros
en el que no cabría nadie más en el caso de que alguien quisiese caber.

Ella sabe que no es nadie, que no es nada, que no será más esa mujer
imposible, perfecta y simplemente deseada sin alguien que la saque
del pozo donde yace, sin aquel que la pueda entonar con su voz
seria, calmada, templada y apreciada por algún otro oído que sepa escuchar.

Y esa voz eres tú, ella es nuestra poesía y yo... Yo sólo soy un afortunada.

jueves, 31 de octubre de 2013

El Romanticismo en el MMXIII

Puedo tener una hoja en blanco pero no pueden esperar que la convierta en arte. Una hoja quiere poesía, quiere secretos y muchos, muchos sentimientos... Y yo ahora no puedo darle casi nada. Quisiera viajar para conocer lugares y enamorarme para conocer gente. Querría pasear por la Sevilla del río y zapatear lo que me cante el cabrero, pero apenas puedo hacer nada. Quisiera escribirte tal cosa que jamás pudieses olvidarla. Querría hacer algo que no me dejaran olvidar... ¿Y si ahora que no hago nada, y si ahora que todo me viene mal, y si ahora que quiero no ser olvidada... Hiciese una revolución?


Para hacer una revolución,
primero,
hay que tener un alma rebelde. 
Para tener un alma rebelde,
primero,
hay que amar la libertad. 
Para amar la libertad,
primero, 
hay que saber cómo duele el amor
y segundo,
saber cuánto placer da ser odiado.
Para hacer una revolución habrá que escribir sin ninguna medida métrica,
para ser un revolucionario tendrás que hacer 
algo que nunca nadie haya hecho,
que alguien jamás haya llegado a pensar.


Ya sabéis cómo va esto. Burlar la ley. Ser punk y sólo escuchar rock. Despertarse temprano para demostrar cada mañana que a quien madruga Dios no le ayuda y por qué será oh Dios mío que dejas morir a tantos pobres niños... ¡Rebénlense y hagan ver a sus prójimos que se puede ser un delincuente, un ladrón de carteras (o de corazones) y no ser mala gente! ¡Que alguien les diga que nuestras meadas son las que riegan la hierba que en sus jardines crece!


Para hacer una revolución,
primero,
hay que saber gritar. 
Porque no por hablar en un tono normal y usar tecnicismos se lleva razón,
¡pero no estropeemos el silencio con berridos sin sentido!
Demostremos con paciencia 
y con mucha rebeldía
que somos todos unos románticos,
tan romanticistas, que aprendimos a no amar,
que sólo nos dejamos llevar, 
y por la ley de oferta y demanda... algún día todo cuadrará.





viernes, 20 de septiembre de 2013

¡A saber, a saber!
A saber qué de cosas te han contado
¡todo mentiras!
Pero a saber cuánto te has creído.
A saber por qué prefieres escuchar 
todo lo que te cuentan
sin ni siquiera conocerme. 
A saber por qué te es fácil hablar mal
y a saber cuánto mal se podría decir de ti...


mearrepientodetantoahora

martes, 17 de septiembre de 2013

a la locura

una hoja en blanco y un año por empezar
para encontrar el sentido a lo que es el alma
lo que es el tiempo y a cuánta velocidad se nos escapa
hay que ver, nunca más habrá un diecisiete de septiembre
de dos mil trece
qué lástima qué pena por lo que los tontos se alegran
con palabras se piensa con palabras se expresa
con palabras se hace la propia realidad
Y SI NO QUÉ
cuántos milenios siglos décadas
años pero y si hablamos de generaciones qué
qué de románticos hay ahora y con cuánta intensidad
con cuánto amor vivimos y cuánta pasión lo hacemos todo
todo que ya estaba hecho antes
pero ahí vamos nosotros a hacerlo mejor
o a intentarlo
y si no qué


jueves, 12 de septiembre de 2013

Las historias realmente bonitas te acompañan (siempre)

Ojalá uno pudiese vestirse de libros. De todos los libros que hubiese leído a lo largo de mi vida o a base, simplemente, de aquellos que de verdad te gustaron. Esos libros que leerías una y otra vez aún ya sabiendo el final. Espero que todo el mundo tenga un libro como ese. También se podría vestir de los libros que sean sencillos cuentos, o novelas que desde fuera parecen eternas. 
De libros de aventura se vestiría el más valiente. Libros con muchos viajes, muchos lugares, peligros, amores pasajeros, amores sinceros o, no sé, sólo aventuras de una noche. Aventuras para los más atrevidos. Para los que viven para descubrir, para los que se saben dejar llevar por la corriente...
¡Libros de acción! De enormes aviones, camiones, coches veloces y helicópteros salvavidas se vestirían las personas más intensas, a las que saben disfrutar de un nudo en el estómago, de la incertidumbre de cómo acabará. De explosiones, fuego, armas blancas, grandes saltos, tiroteos y sangre se vestirían los que amasen proteger con la vida a quien aman.
No quiere decir que a los que le guste la historia vivan en el pasado y, por defecto, no vivan el presente. Pero los libros que cuentan qué pasó años, décadas, siglos atrás, serían perfectos para aquellos que supiesen valorar el esfuerzo de sus antepasados y que sepan ver los errores que se cometieron para utilizarlos como ventaja en la actualidad, qué bien falta haría...
De los libros que cuentan una historia de amor me vestiría yo. De mil historias y todas ellas serían diferentes. Pueden pasar tantas cosas en el amor que casi asusta pensarlo. Pero quién sabe, puede empezar la historia en cualquier sitio y acabarla en el mismo o mil kilómetros más allá. Puede empezar un amor verdadero, puro y sincero y acabar entre mentiras, rasguños, moratones y lágrimas. Podría empezar la historia de un amor eterno con un encuentro, una pelea, una fuerte discusión o incluso un "te odio". Porque ya se sabe lo que se dice, del amor al odio... Y viceversa. 

Hay tantas formas de amar: a base de engaños, por obligación, por presión, porque es fácil conformarse, por sumisión, por miedo... Miedo a no ser nunca más amado. Miedo a perderlo todo si no amas. Miedo a temer a la muerte si amas. O, quizás, incluso, por amor, porque sí.
Hay tanto que amar: defectos, cicatrices, álbumes, tristeza, alegría, pasados, futuros, gestos, expresiones, ideas, ideales, principios, recuerdos. 

Yo estoy tranquila. Sé que no voy a morir desnuda.







domingo, 25 de agosto de 2013

Prisas

-Su señorito ni cuenta se ha dado,
y pronto parece que se ha marchado.
Pero no llore mi señorita,
ni se ponga triste,
porque con la salida de un nuevo sol
un encuentro nacerá
hasta la salida de la luna.
Y con lástima le digo que
quizá pase rápido y fugaz,
pero que no existe nada
ni nadie mejor a quien regalarle
mi cuerpo y mi corazón, mi alma.
No se preocupe señorita,
recuerde que nos quedan muchos soles
y anocheceres por ver.
Dígame, ¿le gustaría verlos a mi lado?

-Pero usted está tan lejos.

-Llegará un día en el que
no lo esté tanto
y podremos verlos.

-Los espero.

-Los desea usted igual que yo.

-Ay, señorito.

-Señorita.

lunes, 19 de agosto de 2013

Anochecía con tormenta y los rayos podían verse de principio a fin.
Los truenos quitaban el sueño y el pobre gato, chiquitín y valiente,
ignorando lo que era y con su particular conocida curiosidad,
se pasaría la noche mirando por la ventana así, incansable.
Maullaba de vez en cuando y giraba la cabeza mirándome...
Quiero pensar que como un niño pequeño haría,
intentaba avisarme de lo que sucedía,
pidiendo que me quedara con él,
que se lo explicara,
que le hiciese compañía.


lunes, 5 de agosto de 2013

Testamento

Mi infancia, mis llantos,
mis hambres, mis penas,
mis problemas, mi cariño incondicional
se lo quedaron quienes me criaron.

Mi primer beso y toda la inocencia,
por consecuencia,
se la llevó
el primero que me ilusionó.

El primero amor,
la esperanza, todas las horas,
el resto de mis días y toda la vida
se la dejo al primer hombre que me cuidó.

Yo me quedo con
las experiencias, los recuerdos
y todos los besos;
los libros, los discos,
los bailes, los tacones,
las miradas, las noches sin mañanas,
las fotografías, las películas,
las playas y las montañas
que afortunadamente visité.

Yo me quedo con todo,
incluso con el silencio,
con todo menos con el tiempo,
porque si me lo quedara
significaría que no lo gasté.

Que cuando yo me muera y
ya la tierra me vayan a echar encima,
la gente no llore de pena sino de envidia.

Que lloren mil veces más de las que
yo lloré al mi madre traerme a la vida,
mientras yo desde arriba, me ría.




miércoles, 10 de julio de 2013

¿Qué buscará mi mente cada noche que no me deja dormir?

lunes, 8 de julio de 2013

Ocho de julio del dos mil trece y tú tan infeliz

No es fácil la vida, ni aprender a vivir. Respirar nacemos sabiendo pero bien se sabe que no es de lo que vivimos y por ello buscamos algo más. Queremos y deseamos sólamente felicidad. "¡No pido tanto!" gritamos al cielo. 
Y entonces pedimos dinero; exigimos libertad, casa, cama, sofá, televisión y por qué no, ¡nada de publicidad! y más dinero si pudiese ser. Luchamos por ser los primeros, por tener el primer lugar y que cuenten con nosotros pero no nos busquen si algo malo pasa. Ay, felicidad, ¡no pedimos tanto! Únicamente que no se nos arruguen las manos, que el blanco no habite en nuestro cabello, que la factura de los años nunca llegue, ¿y dónde puede haber más dinero si fuese posible? Necesitamos de tecnología y la más sofisticada, el mejor corte de pelo y "tú no vas a tener más personalidad que yo". Sí, la felicidad... Luchamos por más dinero si cabiese pero no nos atrevemos a defender a quien a nos quiere y si nos deja de querer ya nos quejaremos. 
¿Quién va a ser feliz si nadie a su lado, si hay que escribir a mano, si para oler el dinero hay que madrugar y trabajar, si las cremas no quitan puntos negros y las arrugas salen igual? ¿Cómo podemos ser felices si tenemos que preocuparnos de reciclar, si al mando a distancia se le acaban las pilas y hay que bajar a comprar? ¡No pedimos tanto!




Menos mal que a mí me han enseñado,
que me pueden bastar cuarenta duros de felicidad. 

Felices 39, Kutxi Romero. 

Hoy no quiero

Ando en huelga de todo
No quiero hacer nada 
¡porque nada me parece bien!
No duermo porque 
no quiero soñar feo
En huelga del soñar
No canto porque
no quiero sonar fea
En huelga del cantar
No opino porque
no quiero pensar feo
En huelga de razonar
No salgo porque
no quiero que me vean feo
En huelga de sociabilizar
No rechisto porque
no quiero discutir alto
En huelga de luchar
Y si pudiese entrar
en la huelga del respirar
y tapar primero mi boquita
tapar después mi nariz
dejando de inhalar despacito
tranquilo, calmado
sin prisa y buena letra...
Si pudiese hacer que 
mi último aliento 
fuese sonrisa, lo haría
Si pudiese matarme, lo haría
Pero ando en huelga de todo
y no quiero morir feo.

miércoles, 5 de junio de 2013

El amor que nos unía es el mismo que ahora nos separa

Me veo caminando hacia ningun lado y cargando en una mochila las cosas que menos valor tenían para mí. Ando por las aceras más estrechas y escondida bajo una capucha negra esquivo a sombras difuminadas, oscuras y con mala mirada. Arrastro la mochila pues en mi cara se percibe el cansancio y el agotamiento. Las manos sucias de a saber qué estuve haciendo, el cabello despeinado por el viento. Parecía como si no tuviese ningún rumbo, la imagen daba a pensar que había olvidado el camino a casa o que simplemente no me apetecía llegar. Andaba e incluso a veces aumentaba el ritmo hasta llegar a correr, pero sin saber cuál era mi destino. Observo como callejeo, como escojo los callejones más oscuros evitando encontrarme con el mayor número de personas posible, intentando mantenerme a la sombra y permanecer invisible. 

Estoy sentada en un escalón de piedra de cualquier casa vieja, dejando que la noche caiga sobre mí, que el calor se vaya y venga el frio de la mano de las nubes. Odio verme de esa manera pero no me pregunto el por qué, no busco ninguna solución y sólo me grito para hacerme reaccionar, pego intentando destruir mi reflejo sin dejar de reprocharme errores que cometí y veo que me echo a llorar. Decido callarme y seguir observando. Me tomo mi tiempo para volver a la normalidad, secarme las lágrimas con las mangas largas y empezar de nuevo a caminar. Miro mis pies, mis zapatillas embarradas y mojadas, caminando hacia lugares más conocidos ahora que la gente descansa en sus casas. Y sin saber cómo ni desde cuándo, me veo parada frente a tu portal. Me rogaba, suplicaba que no entrara. Pero entró. Y te llamó. Y le abriste. Y os mirásteis. E igual que la había visto mil veces antes, ví entonces tu mirada, con el ceño fruncido y la boca apretada, no queriéndome allí. Y aún así me dejaste entrar.



-Puedes parar ya si quieres - Me digo.
-Quiero.
-Hazlo - Me ruego.
-Pero, a la misma vez, lo deseo... - Y dicho ésto, vuelvo a lo mío.



Miro en la habitación principal y veo que están todos allí, aquellas personas a las que quisimos los dos y ahora sólo te quieren a ti. Mis pies están fríos y tengo la nariz roja del frío, así que no me importan los recelos ni los cuchicheos y me voy a tu ducha, sin pedirte permiso y por ello lo siento. Pero tú tampoco no me lo impides y esperas detrás de la puerta a que termine, me ofreces tus toallas y un sitio para descansar y la tonta de mí acepta. No comprendo cómo puedo estar haciendo lo que hago, no sé qué es lo que estoy buscando. Sigo observándome y se me clavan en la espalda las crueles palabras que dejan flotando en el aire quienes cerca no me quieren, se me rasga la piel de tantas miradas. Asustada sin motivo abrazo mi mochila y saco las cosas dejándolas tiradas por allí. Me grito, porque no me gusto, porque no me gustan, porque no quiero seguir allí.



-Déjalo ahora que puedes - Me susurra otra parte.
-Un sueño no hace daño a nadie... - Y sin hacerme caso, cierro los ojos y sigo soñando.



Veo cómo me abrazas y yo me dejo abrazar, y me duele por dentro, me quema el estómago, se me encoge el corazón y el alma me huye. Te miro dos segundos y me dices de quedarme a cenar. Y sin quererlo, me quedo. Y ceno, con todos ellos, contigo, con los errores. Odio tener que estar allí sentada. Me doy cuenta demasiado tarde de que nunca tuve que salir de la cama, y desde la silla intento ver entre mis cosas desordenadas en el suelo algo que me salve la vida. Encuentro fotos antiguas y algo me muerde el interior; un móvil tan antiguo que no llego a saber de quién fue una vez; cuentos que de chica leí y releí y para terminar, una manta con estampado infantil, de pelo corto pero suficientemente grande para arroparse y dormir. 

Observo como sin articular palabra me retiro de la mesa y recojo la manta, me acerco al sofá y dandoos la espalda, arropada, intento dormirme y ya está. Cierro los ojos con tanta fuerza que los mis dientes chirrían, intento dejar de oiros e imaginar que estoy en mi cama. Desde lejos me veo y caigo en la cuenta de que mis manos forman un puño tan cerrado y rígido, que mataría a cualquiera que estuviese sentado ahí al lado. Os odio a todos y a algunos más que a otros. Lloro desde lejos porque parezco sufrir. Lloro porque me merezco aquello. Aún no veo nada  pero oigo que se arrastra una silla, escucho unos pasos que se acercan al sofá-cama donde me encuentro y rezo porque no seas tú. Pero tu olor no se puede confundir.



-Está bien; tú misma te estás matando - Me advierto.
-Que la curiosidad mate al gato y el gato muera sabiendo...



Cada vez te noto más cerca de mí y observo como te acuestas a mi lado, como utilizas mi manta para salvar tu frío. Me fijo más que nunca en tus movimientos y le pido a Dios que no lo hagas, pero lo haces. Me vuelves a abrazar y hueles mi pelo, besas mi mejilla y mi respiración se acelera. Ya no te quiero. Pero te quise. Nos queríamos demasiado para lo que podíamos aguantar, el amor que nos unía terminó separándonos y ahora sólo te puedo ver cuando duermo. Las lágrimas recorren mi cara y mi cabeza va a explotar. Me clavo las uñas en mis propias manos de la misma fuerza que hago, mis ojos no quieren dejar entrar ni siquiera un rayo fugaz de luz. Pero tú sigues ahí acariciándome el pelo, peninándome con tus dedos. 

Tu respiración se escuchaba tranquila y regular, mientras yo intentaba respirar despacito para no molestar. Se oía nada más que silencio, como si todos los que estaban sentados en la mesa se hubiesen dormido sobre sus platos, como si nada existiese excepto nosotros y la manta. Daba gracias por aquel momento de paz, hasta que suspiraste, dejando escapar despacio el aire de tus pulmones y entonces, con un tono relajado, susurrando, disparaste la bala definitiva: "Tú hiciste que te olvidara".


Me avisaron y les escuché pero no quise hacerles caso.
La curiosidad pudo al ser más débil. Pero el gato murió sabio.


Cuando mueres en un sueño sueles despertar sobresaltado y asustado.
Pero cuando te matan... Puedes levantarte y no despertar jamás.



viernes, 31 de mayo de 2013

Ya tarde.

La gente no valora lo que lee y no entienden cuán bonito es el arte de las palabras. Pocos saben en estos tiempos leer entre líneas y aprender incluso de los textos y poesías más cortas. Lo bonito de escribir es que puedes hacer sentir al lector como si estuvieseis haciendo el amor y eso ya no se ve. El baile de los secretos y confesiones a última hora se da en los lugares más recónditos, donde nadie busca y de los que nadie puede disfrutar. En éste mundo, nuestro porque lo hacemos nosotros, lo importante es la cantidad y en estos tiempos, nuestros porque los vivimos nosotros, la calidad es olvidada.

Me avergüenzo de ésto y me culpo, pero prometo haber hecho todo lo que ha estado en mi mano. Hasta ahora que me debo marchar; que me llaman de otro lugar con palabras suaves y bonitas, con mucha delicadeza y en un tono amistoso me están diciendo que mi obligación es ir. Que no me queda otra y es así. Jamás he oído hablar mal de este lugar del que os escribo, y puede ser porque todo el que ha ido no ha vuelto. Si no quieren volver, será, estarán allí bien.

Así, escribiré ahora porque si no, nunca:

No he vivido donde he querido vivir porque pocas veces he conocido mi lugar. He perdido demasiadas oportunidades, tantas que casi oigo al diablo reírse de mí y mi cobardía, tantas, que puedo escuchar a los ángeles lamentarse de regalarme la inocencia. No he sabido amar a quien me me amó y me lo demostró, tampoco he podido demostré mi amor a quien sí amé y me arrepiento, porque ya no me queda tiempo. He dejado olvidar muchas historias tristes y demasiados finales felices por miedo a molestar con mis ideas; por no querer escribir por si nadie quería leer. Ahora, ya tarde, caigo en que no he aprovechado mis días, miles y miles de días flotando en el aire de mi casa, decenas de años perdidos entre el polvo de los libros que me quedaron por leer.

Ahora, en el mejor momento, caigo en cuenta de que no son las decadencias las que basan mi vida. Mi tiempo ha sido y por suerte será de quienes tuve la suerte de conocer. Mi vista pertenece a los lugares y calles de mi pequeña ciudad, de mi villa, que aunque no en cantidad pero sí en calidad ganaría a todo lo que el resto del mundo quisiese enseñarme. Mi fortuna no es el dinero ni los bienes que pude comprar. Éstos se quedarán guardados en cajones viejos mientras yo cruzo el túnel, y lo que vendrá conmigo será la suerte que me protegió de la soledad, que me enseñó a sentir, y que me empujó a ser artista. Me llevo conmigo las sonrisas de quien más me hizo sonreír, los abrazos de aquellos a los que pocas veces abracé y los versos que más me hicieron sentir.

Ahora, cerraré los ojos y soñaré porque si no, nunca.

martes, 21 de mayo de 2013

"La primavera hoy no huele bien."

Le he pedido un poco de tiempo y pausa a Mayo; que no puedo seguir su ritmo acelerado y me lleva con la respiración entrecortada y muchos retrasos. Le he rogado, por favor, que pare durante unas horas que mi alma necesita darse una vuelta y mis manos, escribir. Le he dicho que aunque se sepa la teoría no puede ir de sobrado en la práctica, que todos sabemos que para correr hay que echar un pie y el otro detrás. Demasiado tiempo hace ya que me siento entre una multitud en diferentes carreras y no puedo más, me da el flato latigazos en el lado izquierdo del corazón. 
Necesito un número par, agua templada y un olor natural; necesito un puma que abra la boca tan cerca de mí que pueda averiguar quién fue su última presa, que el brillo de sus colmillos me deslumbre, pero aún así pueda yo decidir si me ruge o me bosteza pidiendo siesta. Que venga el mejor tenor suicida y me cante, cerca del oído en tan alta voz que llegue a tronarme, una nana tan triste que oceános llore para que así pueda yo dormirme. Quiero, si no es mucho pedir, que me visite el cuervo que visitó a nuestro Edgar, que no me hable, que vivamos en la ignoracia, pero si me ve en apuros no dude en recordarme el Nunca más
Siempre hablan y gritan y no temen en decir y anunciarte de que descuides tu cabello oro que tarde o temprano pasará a ser plata sucia, que no les eches cuentas a los insultos del espejo que acabarán siendo peores y mucho Carpe Diem y mucho amor frenético en un momento, pero siempre cuchichean y susurran y murmullan y como si pecando estuvieran, hablan de que te des prisa, de que vas tarde y no has salido y tendrás que salir y que otros ya están volviendo. Y yo con esas prisas no puedo. 

Por favor, Mayo, primavera, apiádate de mí. 

miércoles, 17 de abril de 2013

Sorry mom but it is

Te voy a pedir perdón porque a veces me callo cosas que a lo mejor a ti te gustaría escuchar. 
Me las quedo para mí porque nunca supieron cuidar de mis palabras y me dan tanta lástima... 
Si pudiese hablar te diría es ahora cuando más te quiero y cuando más he querido, +
te contaría que no hay quizá que valga entre tú y yo porque jamás me sentí tan segura.
En el silencio que ocurre entre canción y canción de mi lista de descargas más recientes +
pienso en ti y es extraño cómo siento eso, es bonito oírte aunque no seas tú quien hable.
Que hasta el más mínimo detalle que llevo en mí me pregunto si te gustará. 
En el caso de pensar que no termine de agradarte me lo quito corriendo y ya creo que +
me quieres un poquito más. 
Me mandas cartas, las leo, las guardo y aún me tienes aquí pensando qué responderte. 
Creo que esto pasa porque tengo tanto que decirte que no sé por dónde empezar ni cómo +
poderte explicar qué es lo que le pasa a mi estómago cuando sueño.
Que si sueño es extraño que me acuerde y por eso tampoco te lo cuento, por no tener nada +
que contarte. Hoy me acordé y fue el sueño tan estúpido que lo mandé borrar porque pá qué.
Yo qué sé. A veces te echo de menos y otras veces te odio pero nunca sé decir cuándo es qué.
Mejor lo dejo por aquí volando en Internet, tú haces como si no lo has visto y nos dormimos.
Como si nada.
Como siempre.



Sorry mom but it is. You've always knew it was.


lunes, 8 de abril de 2013

Mi faro.


Hay noches en las que necesito dormir con una pequeña luz encendida en mi habitación y no tengo claro el por qué. Quizá sea que estoy triste y quiero que algo brille por mí, que aún en silenciosa soledad no quiero caer en el olvido. En ocasiones pienso que es por el miedo a perderme y morir intentando encontrar una salida en la que podría convertirse en mi eterna prisión. Otras veces creo que necesito esa luz por querer hacer comprender a todos los de mi alrededor que me tienen aquí en todo momento, que no importa que sea alta madrugada si desean algo de mí y yo puedo dárselo. O, a lo mejor, a lo que temo es a la oscuridad y a todos sus acompañantes, tales como aquellos ojos negros cual sombra cercana de los que nunca me fié. Tal vez no quieren visitar mi imaginación todos esos vestidos oscuros señalando un luto, por no quererme hacer revivir momentos que pasaron mucho antes de cuando tendrían que haber pasado, por no rememorar a personas a las que ahora, y ya siempre, se merecen y merecerán la paz. Que con mi pequeña lucecita gozo al ver cómo bailan las motitas de polvo, unas ya cansadas se caen y otras, imposibles de agotar, aprovechan cada movimiento de aire para volar. Hay noches en las que no quiero que la oscuridad se quede a dormir, en las que si mi lámpara no funcionase, subiría y encendería el Sol.

Pero, por ser humanos, cambiamos constantemente de opinión, y gracias a ello también hay días a los que pido por favor se vayan y ruego a la noche que se quede, para contarle a la Luna que no me va tan mal, para acompañar en el sentimiento a cada destello de luz representante de una estrella que hace años murió. También en la noche se lee mejor y es que es impresionantemente fácil meterse en la historia y creerte protagonista, sentir cosas y que ninguna desaparezca por muy fuerte que cierres la tapa del libro. Quizá, de vez en cuando, quiero a la noche por no querer estar más en la que es mi realidad, para descansar, para soñar como podía soñar más de trescientos sesenta y

cinco días atrás. Con mis sábanas, con mi silencio, con aquella sonrisa huérfana y con aquel mar que necesita un faro que le alumbre y le guíe cuando cae la negrura. Como yo, tal vez, cuando también necesito que me alumbre mi pequeña luz.

domingo, 24 de marzo de 2013

Don't explain and just be it

Hoy que me tiren de la cama
que no quiero pegar un salto
pa que no retumbe mi tierra
y el silencio no huya espantado

Hoy callen, que me duele el alma,
que las sábanas hagan de vendas
pa que no desangre,
pa que no manche

Hoy me pesa el corazón
de tantos candados colgados;
que no quiere dejarse llevar,
que dice que muy lejos llegó ya

Hoy se quejan mis pulmones
que en su cárcel es tan difícil respirar
y que aun siendo tan necesarios
no dejan de estar enjaulados

Hoy ando cansada de atender
de escuchar y querer comprender,
sin consciencia sin hablar
con tan poco que querer comentar

Hoy lloren todas las penas que tengan
que mañana no os quiero ver ni preguntar;
si nuestros pasos al andar acaban mojados,
digamos ha sido la lluvia al envidiar

Hoy mi cabeza me grita que me duerma
pero mis piernas quieren andar,
mis manos luchan por no golpear alrededores
y mis ojos no quieren más que oscuridad

Hoy me gusto menos que ayer
me gusto más que mañana y aún así,
me quiero más de lo que me quise
y menos de lo que me querré

Hoy podría juntar noche y día
sobre colchón y bajo sábanas,
me levantaré, parpadearé
respiraré y me pondré en pie

Hoy volveré a creerme héroe
un Superman de los apuros,
el rey de los problemas como
un Joker sin un Batman

Hoy no sé qué hacer
no sé que contarte
siquiera sé si importa
pero hoy soy yo y nadie más

viernes, 22 de febrero de 2013

El poeta que no creía en amores de poesía.

Las cuerdas vibrando pulsadas por el músico amante de la música, casado con su instrumento no celoso de todas las partituras que han formado parte de la vida del compositor. Notas y silencios haciéndose el amor, trayendo al mundo melodías que nuestros oídos quieran más que oír, escuchar. Canciones grabadas no por cámaras sino a fuego en el arder de los sentimientos. Grabadas las canciones en el corazón como grabadas las huellas en las teclas blancas y negras de un piano solitario que espera volver a ser acariciado. Teclas, ellas, tan vestidas de boda y de luto, riéndole y llorándole al músico que les dio vida y de la misma forma las mató al retirar sus manos.

El sudor que escapa del corredor que corre buscando escapar de la realidad que cada vez es menos suya y cada vez es más esclava del resto de la sociedad. Corre y no habla pero sí se expresa; le basta su cuerpo para decir. No quiere ser observado ni observar, le da igual lo que le responda el espejo si por dentro se ve bien. Limpia su vida con el aire que de verdad limpia sus pulmones, arranca con pocas ganas de marchar y aún así marcha, se va y no se arrepiente. Conversa con gorriones y siente los árboles más puros nacer y a los más ancianos descansar a la misma vez que descansa el atleta.

El flash de vida rápida que hace de faro del fotógrafo que navega buscando algo nuevo que fotografíar, queriéndonoslo mostrar, queriendo cambiar nuestra forma de mirar para aprender a apreciar los detalles que hacen de guías a los más ciegos humanos que de egocentrismo pecamos. Importa todo aquel y aquello que sea protagonista o no, aún de personaje secundario sobre el papel impreso de mil colores; mil colores y ninguno suficientemente real. La cámara que muere si el fotógrafo se rinde ante un público que no entiende, que le da lo mismo que lo mismo le da comprender el por qué de lo que ve.

Fotografías olvidadas que tiempo más tarde el pintor querrá pintar y el lienzo dispuesto a escuchar cada pincelada que susurre el pincel, gran contador de historias él y siempre tan detallista. Pinturas agradecidas de que su destino haya sido representar la sonrisa de un niño que ahora es un triste adulto; una fiesta donde los jóvenes decepcionarían a sus padres o un paisaje en el que conviven bosques vecinos donde ahora los vecinos son tristes rascacielos, casas pero no hogares para adultos infelices. Cuadros clavados en la pared, ansiosos y nerviosos ante la miradas de aventureros poco valientes para aventurarse de verdad. Cuadros que no mueren si su pintor desaparece sino que mueren cuando le marcan su precio.

Los amaneceres y los atardeceres en una ciudad sorda, demasiado contaminada por los vehículos y sus claxons. El mundo ajeno a la tristeza infinita de un poeta que anhela la existencia de alguien diferente que pueda hacerle sentir algo que poder diferenciar. Y es que nuestro poeta tiene cansados a los papeles de escuchar el mismo cuento de protagonistas derrotados por la soledad, que los lápices sólo hablan de ruido, que no sonido, del viento y del morir de las olas al por fin encontrarse con su orilla. Será que nuestro poeta quería ser un artista como nuestro músico compositor, como nuestro deportista, el fotógrafo o el pintor y no podía. Será que ellos tenían algo que el escritor carecía. Podrá ser que todos ellos andaban enamorados y el poeta no. Él, solo, escribía con la tinta que su propio corazón latía y aún así, no creía en el amor de poesía. Celos, golpes y tanto odio escuchado, observado y padecido que ningún beso le sabía dulce. Si nunca se había dejado llevar, si no había buscado que se le acelerara el corazón, si las mariposas de su estómago no habían querido despertar, si sus pupilas nunca se dilataron, ¿cómo quería nuestro poeta ser artista?

Anxiety +

Aquí no hay sitio para las dos.
Deberás irte tú y no eres más que una cría
pero creciendo a velocidades enfermizas.
Deberás irte si mis hombros no van a aguantar tu peso,
acabarás con mi vida a pequeños mordiscos definitivos;
terminarás por arruinarme el físico.
Dueña serás de cada una de msi miradas y no.
Deberás irte tú porque quiero respirar
y no dejas sitio a mis pulmones.
Sé que no vas a matarme,
porque aquí no hay sitio para las dos
y quien se va eres tú.

lunes, 21 de enero de 2013

¿Eres tú o es la ansiedad?

Piensa. Piensa y actúa. No te dejes vencer. ¿A caso no te das cuenta de todo lo que estás perdiendo? Luchaste durante meses y en dos días ella ha podido contigo. No, no es justo para ti ni para los que te rodean. Te estás dejando machacar, manipular. Ella te infravalora, ella te consume, ella ahora manda sobre ti. ¿Vas a dejarle ganar? ¿Serás su esclava por mucho tiempo más? Ponte en pie, muévete. Muévete tan rápido y durante tanto tiempo que ni pueda verte. Que ni te pueda olerte. Que aquí la que manda eres tú. Que se vaya. Que no vuelva. Que es tu vida y la vas a tener como siempre quisiste. Confía. Confío. No sueñes más. Hazlo de verdad. Olvídala. 

viernes, 11 de enero de 2013

Todos tenemos algo especial que nos hace diferentes; yo colecciono tickets de autobús

Quisiera que mis lágrimas supieran escribir estas palabras y así yo no tener que salir de la cama. Me he encuentro cantando el estribillo de la canción que más daño me hace y es que ella dice toda la verdad. Quisiera que toda la sangre derramada tuviera una utilidad y se aliara con todas las pastillas ingeridas para marcharse de mi vida. Podrían mis suspiros derribar castillos. Castillos de cristal. Donde todas las hadas mueren, donde no existe el falso amor porque no existe más que odio. Los cuentos de Disney tienen  prohibida la entrada y sólo se cuentan verdades. Donde todas las princesas vienen a descansar en paz porque todos los príncipes son ranas. Y yo, soy una grieta en el castillo, en tu corazón, en la vida.
Quisiera poder decir adiós de una forma que os demostrara cuánto siento el daño causado. Me gustaría poder acostumbrarme a mi propia ausencia, pero siempre he estado demasiado presente. Perdón por ocupar tanto espacio. Aunque también quisiera ser como esas personas que nunca acabas de conocer y siempre sorprenden. Quisiera, quisiera. Pues me gusta mostrarme y quien quiera saber, que sepa. Quisiera tener tantas idas como venidas para así terminar siempre en casa. Que la marea californiana nos arropase y la arena andaluza sea quien nos abrigase. ¿No quieres tú ser quien ponga el aire en cada suspiro de cada descanso? Y es que yo quisiera nunca dejar de correr. Quisiera ser la esquina de todos los círculos de mi vida. Pintar de nuevo esta habitación y hacer el amor.
Perdonen el descaro.
Quisiera ofenderles.

-Quisiera darle las gracias a Vetusta Morla.