Dado que últimamente algo falla en mí, que no encuentro aquello que siento que me falta, que mis ideales se extreman y que, pese a que todo está lleno de amor, siento aún el odio en lo más hondo del pozo que es mi interior, me decido a tomar un descanso. Una pausa, un parón, un paréntesis, un punto y aparte. Unos días, unas semanas, unos meses, o quizá ya nos veamos el año que viene. Pero el Sol aprieta fuerte en Andalucía, el mar canta boleros y Nietzsche ya lo dijo: "los poetas y artistas que sufren de escasez de sentimientos hacen que sus héroes aparezcan sin aliento: no saben respirar con facilidad".
Así que no serán unos meses en blanco: serán meses de tachar planes de la lista "Por hacer", meses de hacer cosas nuevas, meses de aventurarse a lo que nunca nadie se aventuró, meses de volver a sentir.
Me voy en busca de la puta mejor tragicomedia nunca representada.
Pero siempre amenazo con volver.