sábado, 24 de mayo de 2014

La ceniza nunca se pudre

Jaén

25 mayo 2014

Parece que lleve meses sin escribir. Como si mi vida se hubiese parado en los carnavales pasados, como si hubiese muerto y no encontrase el camino de vuelta. Los días son calurosos. Pasan lentos y son repetitivos... pero nadie parece darse cuenta. En cambio, las noches son frías. Un frío que no te deja dormir y, tiritando, te obliga a pensar. Las noches son largas y siempre están llenas de pesadillas. Y es que, cuando apago la luz, siento unas manos rodear mi cuello.





¿Cómo se puede empezar una carta de suicidio?
Un 'hola' suena tan seco y feo... Ahora quiero que todo sea bonito.
No sé por qué os escribo, porque desde luego no voy a excusarme y tampoco pediros perdón. No os culpéis de mi muerte, porque sí que sois culpables y no sería nada poético. Ahora quiero que todo sea oscuro y metafórico.
Sólo te voy a pedir una cosa: suicídate - dijo.
Si no encuentras sentido, tírate por la ventana - aconsejó.
Vivo en un primero - respondí. Y de verdad era una metáfora: era joven. ¿Qué sentido tiene suicidarse cuando no eres nadie?

Venga, adiós.