Quemaría Roma entera por ver de nuevo tu sonrisa bajo aquella luna;
atracaría todos los barcos del puerto por tener mil oportunidades más de ver juntos a Barcelona alejarse;
echaría abajo cada una de las paredes que separaban tu habitación de la mía;
pararía todos los relojes para que vinieras cada dos minutos a preguntarme qué hora es;
olvidaría mil veces más dónde dejé el orgullo y te iría de nuevo a hablar;
pero tú no quieres nada de eso,
tú no harías nada de eso,
tú no me piensas como yo te pienso a ti,
y por mucho que yo rezase
tú no volverías a sentir lo que una vez sentiste.
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