Te doy mis ojos
y con ellos te regalo mis recuerdos,
que ya no los quiero
que ahora me duelen,
que me desgarran por dentro
cual fiera domada
que ya está harta de su jaula.
Te doy mis ojos
repletos de días soleados
de noches nubladas
de secretos no escritos
y de aquellos amores
que todo eso vieron.
Te doy mis ojos
maquillados por el tiempo
adornados con sutiles ojeras
y camuflados por un guiño solitario.
Que ya no quiero ver más
que ya he visto demasiado
que ya no me gusta lo que veo
y no me queda ya nada por ver.
Te doy mis ojos
y con ellos llévate mi futuro
llévate a mis hijas,
ellas ciegas también,
que no quiero que vean
de lo que ahora es éste mundo
que no quiero más que oigan
que atiendan y aprendan
escuchando nomás que poemas
que hablen de sentimientos ciegos,
que ciegamente hagan sentir
los colores vivos
el arte sobre el lienzo
y la que fue tu belleza ciega.
-Ana Fernández