Ya veo los tiempos cambiar,
casi siento de nuevo mi alma helada
en los cortas tardes de invierno,
esperando a alguien
con superpoderes
ser capaz de oírlo latir.
Ya veo las tormentas venir,
los pájaros huir,
los perros ladrar,
la madera de los cálidos hogares crujir,
las hojas de los árboles se mojarán.
Ya veo las cosas cambiar.
Forzar la situación
seria estúpido,
vernos todos los días
no nos llevaría a ningún sitio,
y hablar sin tener nada que contar
no tendría sentido
y, tranquilos, esperamos
los dos que con el frío
y las noches tempranas,
algo (bonito y)
nuevo llegará.
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