y me llaman violenta
por no hacer lo que esperan,
por no pensar como quieran.
Me llaman radical
y me llaman violenta
porque me esfuerzo en tener la última palabra,
porque no les compro los consejos.
Me llaman radical
y me llaman violenta
porque me enfado y grito,
porque me encorajo y me largo.
Me llaman radical,
porque he decidido no aguantar lo que no me gusta,
porque no abandono mis principios.
Y me llaman violenta,
porque digo lo que siento en todo momento,
porque tengo definido el concepto de justicia.
Me llaman radical
y me llaman violenta,
sobretodo, porque soy mujer.
Porque si no fuese mujer,
me llamarían decidido,
me llamarían coherente,
me llamarían valiente,
me llamarían fuerte.
Soy radical
Soy radical
y soy violenta
porque soy mujer en un mundo de hombres,
y éstos no contaban con que yo supiera responder.
Soy radical, sí;
Soy radical, sí;
conmigo o contra mí.
Y soy violenta, sí,
como última respuesta posible,
como el último recurso que me queda.
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