Llueve,
es agosto, del que iba a ser un gran verano, y llueve.
¿Qué se hace cuando llueve?
Lo he olvidado.
¿Qué se hace cuando no se tiene nada que hacer? ¿Qué se hace cuando no se tiene a nadie para amar?
La vida parece no tener razón de ser desde hace demasiado tiempo.
¿Qué se hace entonces, cuando no te queda nada por lo que levantarte cada mañana?
Ahora todo el mundo establece sus propias prioridades,
lucha por sus sueños
y dicen comprender la vida.
¿Quién va a conseguir entender algo que no para de cambiar?
Y es que así es todo:
las relaciones cambian,
los ideales cambian,
los gustos cambian,
y, aunque duela, las personas, igual.
Hoy nadie es el mismo que fue ayer.
Y ya, hoy, no reconozco a la que fui y me muero de ganas por ver quién seré.
Y es por eso que morir es sólo un acto egoísta e inútil.
Morir es como salirse de la peli.
Y ya que he llegado hasta aquí, que sirva para algo.
Y voy a cuidarme bien todos los días
para seguir machacándonos cada noche.
Voy a volar tan alto que volver a la Tierra sea necesario.
Voy a aprender nuevos juegos en los que nadie tenga que salir perdiendo.
Voy a tirarme de cabeza al caos que me reina y a chapotear, salpicando todo lo que pueda.
Y voy a reír por todo lo que me apetezca
y voy a llorar donde sea.
Y voy a estar tranquila con lo que soy,
y voy a asegurarme de cada paso que doy,
y voy a querer a alguien para el resto de mis días.
A partir de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario