Doy por supuesto tantísimas veces tantísimas cosas que mis ilusiones ya me odian. Las he roto todas una vez tras otra, cada día de todos los años de mi vida. He oído demasiadas veces sí cuando todos escucharon no. Demasiadas ocasiones han sido en las que he estado dispuesta a derramar sangre cuando nadie la quería. Nunca he pedido piedad y si ahora gritara nadie me iba a escuchar. Es como estar solo lejos de casa, solo rodeado siempre de gente, solo porque esa gente no comprende. Ellos decían ser amigos y no son más que los autores de tus mayores fantasías. De esas que nosotros conocemos; de las que, de nuevo al caer la noche, se vuelven mentira. Y es entonces cuando vuelves a Placebo, a Nirvana y a aquellos que ya tenían dos capas de polvo en el fondo de la estantería. Brian Molko nunca me dolió.
He de decir que amigo no es sinónimo de compañero.